Sabrina, hermosa transexual

Hola amigos!!! Quiero contarles la experiencia inolvidable que tuve con Sabrina, mi jovencita vecinita transexual de 16 años. Soy Luis y tengo 31 años...soy heterosexual y desde hace poco tiempo que estoy solo, sin pareja, pues hace dos meses terminé un noviazgo. Desde entonces, no volví a follar con nadie hasta la semana pasada, cuando ya no soporté este periodo de abstinencia carnal, teniendo mi primera experiencia con una transexual que me dio satisfacción sexual y mucho placer.
Justamente, la experiencia nueva para mi, fue con Sabrina, mi vecina transexual. Sabrina es una transexual bellísima, tiene un cuerpazo increíble; unas tetitas chicas pero bien formadas y; un culo sensacional. De mediana estatura, delgada, de rostro femenino y agradable, es prácticamente una chica en su aspecto físico. Lo que les voy a contar, ocurrió este ultimo sábado a la madrugada. Mientras yo llegaba al edificio donde vivo, llegaba al mismo tiempo Sabrina. Eran las 4.30 AM. Ambos volvíamos de fiestas y por supuesto, estábamos un poco pasados de copas. Entramos juntos al edificio y llamamos al ascensor.
Se notaba que mi vecinita estaba un poco cachonda, lo que me puso a mil, también a mí. No podía de dejar de mirarle el culo con el vestido rojo, corto y ajustado que llevaba puesto. Así que se me paró la polla, poniéndose muy dura. Se notaba que debajo de mi pantalón había un tremendo pene erecto.
Cuando subimos al ascensor, Sabrina me sorprendió, y me beso la boca, mientras con su mano derecha me agarró la polla por encima del pantalón y comenzó a pajearme. Luego se puso de espaldas, adelante mío ofreciendo su cola. Empezó a moverse rozando su culo con mi miembro, al punto que se frotaba haciéndome una paja con su cola. Fue corto el momento; y cuando llegamos al piso al que íbamos en el ascensor; ya Sabrina me había hecho acabar mientras ella tenía mojado su vestido y yo mi pantalón con el semen abundante que había eyaculado.
Esta experiencia fue fugaz, pero le agradezco a esta hermosa transexual adolescente, que después de mucho tiempo, me hizo sentir nuevamente placer sexual.