Una Agradable Sorpresa

— Se va a poner ultra cachonda con esto, ya lo veras —dijo mientras escribía en el móvil lo que le había dicho—.

Apenas terminó de escribir sonó el tono de los mensajes del móvil de Elena. El tono era un suspiro sensual de mujer.

—¡Vaya! Tenía razón —exclamó—. Se ha puesto a cien. Espera que sigue escribiendo... Dice que le gustaría meter su mano en tus boxers y acariciarte la polla. Ademas pregunta cómo la tienes.

Me quedé en blanco. No sabia que contestar, pero me estaba empezando a poner muy cachondo.

—¿Y bien? —pregunta Elena—. ¿Cómo tienes la polla?

—Pues no sé que decir la verdad... De tamaño medio, gordita… —De repente suena de nuevo el móvil.

—Esta Nati... Mira lo que te envía.—me enseña el móvil.

No se le veía la cara, solo unas enormes tetas que aplastaba con sus manos. Se estaba calentando mucho la cosa.

—Y dice que te comería la polla para ponértela bien dura. —Me miró —Vamos David, no decepciones a mi amiga que te veo que estas sudando a chorros. ¿Por qué no le mandas una foto de tu cosita? —Mientras lo decía movió su pie hacia mi entrepierna y me sobó el pene, el cual parecía que se estaba empezando a animar.

Dí un respingo de la impresión, no esperaba que hiciera eso.

—Oh vamos, no seas gallina. —Se aproxima y se me echa encima. —Venga, bájate los pantalones que te saco una foto.

Seguía insistiendo, pero esta vez sin ningún pudor empezó a magrearme la entrepierna con una mano.

—Venga que yo también tengo curiosidad por ver cómo la tienes.

Mi pene empezaba a despertar. Y ella lo estaba notando.

—Ya se empieza a animar ¿eh? Así me gusta, venga quítatelos.

Ya no había otra. Así que me bajé los pantalones y me quedé en boxers marcando un buen bulto.

—Ohh si, nene. Pero los calzoncillos también —dijo Elena. Pareciera que ella también se estaba empezando a calentar.

Dudé un rato, pero acabé quitándomelos. Y acto seguido, me senté casi inmediatamente por pudor.

—Vas a hacer que me cabree. ¡Vamos! ¡Relájate tío! Mira estas —y me volvió a enseñar la foto de las tetas de Nati—. No le hagas esperar. Recuéstate y empieza a pajearte. Tienes que tener la polla bien dura para que ella la disfrute.